Cabañuelas

Por Pilar Moreno Rodríguez (1985) 

Aproximación etimológica

La voz Cabañuelas en su acepción de predicción a largo plazo, según es entendida a nivel popular, podría tener sus orígenes en la propia etimología del término. La palabra Cabañuelas, que hace referencia al lugar donde se celebraba La fiesta judía de los Tabernáculos o de las Cabañuelas en Toledo, por un fenómeno semántico de metonimia, pasaría de señalar el topos donde se celebraban los rituales de pronóstico de lluvias dentro de esta festividad hebrea, a significar el mismo ritual de predicción meteorológica, en un medio agrario en el cual el clima hace más que necesaria la aparición de la lluvia.

Aproximación antropológica

Las cabañuelas como forma de pronóstico meteorológico a largo plazo, consisten en relacionar días concretos del mes de agosto con cada mes del año; comenzando estas relaciones día-mes el dos de agosto que correspondería a enero, el tres a febrero y así sucesivamente hasta el 13 que correspondería a diciembre. El día uno de agosto es una fecha clave en las cabañuelas, que es conocida como la "llave del año", de suerte que las variaciones meteorológicas habidas a lo largo de este día darán cuenta de cómo será el año en su conjunto. La predicción se efectúa a partir de la observación de los distintos fenómenos atmosféricos que tiene lugar a lo largo de cada uno de los días señalados. El fundamento último residiría en el profundo conocimiento que el labrador tiene a su medio ambiente y de su microclima. Consideramos de enorme interés recordar en este punto la "Fiesta de las Suertes", ceremonial del Akitu, Año nuevo Babilónico, en la que se determinaban los presagios para cada uno de los doce meses del año. Sería este un ritual de creación y regeneración de los doce meses por venir. Nos encontraríamos, siguiendo a Eliade, ante una manifestación mítico-ritual anterior en muchos siglos a la cultura indoeuropea, puesto que era conocido ya por los sumeroacadios cinco milenios antes de Cristo. Relacionado con el levantamiento del tabú de la nueva cosecha en las culturas primitivas agrarias, el ritual iba orientado a predecir la cantidad de lluvia concedida al año próximo. Y este es el hecho que encontramos en la cultura judía en torno a la Fiesta de los Tabernáculos o de las cabañuelas, en cuya celebración la cantidad de lluvia para el año venidero está decidida por los cielos.

Las "cabañuelas" son una antiquísima manera que tiene el pueblo para pronosticar el clima que hará durante todo el año siguiente, a partir de la observación del tiempo durante los primeros días del mes de Agosto. De este modo se podrá determinar si un mes será lluvioso, seco, hará más o menos frío, etc. en función de cómo ha sido el día correspondiente a ese mes. No en todos los puntos de la Tierra se utilizan los mismos días para realizar el pronóstico (p.e. en Suramérica el vaticinio se hace en el mes de enero, los hindúes lo hacen a mitad de invierno, etc.), tampoco se ha hecho de la misma manera con el transcurrir de los tiempos y cada cultura tiene su método. Así mismo, el ámbito de aplicación de un determinado método es pequeño, no extendiéndose más allá de unos 80 kilómetros, dándose métodos y predicciones diferentes según las regiones.

Para poder llevar las cabañuelas en orden, se debe tener en cuenta la procedencia del viento. Para saberlo, podemos fijarnos en las veletas de las iglesias por la mañana, y observar si los aires cambian al mediodía o en otro momento. Para predecir el fenómeno atmosférico el experto se basa en indicadores como la formas de las nubes, la dirección del viento, las características del Sol, la Luna, las estrellas, la niebla, el rocío de la mañana, el arco iris o el granizo. El comportamiento de los animales también es utilizado como pronóstico de lluvia; así tenemos la aparición de hormigas aladas, el orejeo de las mulas, que los palomos se bañen, el gato lavándose la cara, el gallo que cante de día (posible cambio de tiempo), gatos que corren y saltan (señal de viento). Aunque pareciera inviable, las personas también tenían que ver con el pronóstico, si tuviera picor o le doliera una antigua cicatriz, sería posible cambio de tiempo. Signos de lluvia podrían ser los crujidos y sonidos de muebles, el hollín que se cae de la chimenea, olor de los desagües, siembra “retorcida”, humedad en las baldosas de las habitaciones, el sarmiento que “llora” estando seco, etc

 

 

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